Pediatría
Toxina botulínica mejora función del cerebro en niños con parálisis cerebral
La espasticidad es un síntoma clínico que frecuentemente inhabilita a los niños con parálisis cerebral. Generalmente resulta de daños en la parte del cerebro que controla el movimiento voluntario o también puede ocurrir cuando se presenta un daño en los nervios que viajan desde el cerebro hasta la médula espinal. El uso de la toxina botulínica en jóvenes con parálisis cerebral por primera vez fue reportado en 1993. La toxina permite controlar la debilidad muscular al reducir la espasticidad. Lamentablemente, es complicada la interpretación de la literatura ya que generalmente faltan medidas confiables para evaluar correctamente la espasticidad y los cambios funcionales en los niños con discapacidades.
Kristie Bjornson y colaboradores, del Centro Médico Regional y del Hospital de Niños de Seattle, Estados Unidos, estudiaron los efectos de la toxina botulínica tipo A en niños con diplegia espástica. Los participantes, con una edad promedio de 5.5 años, recibieron inyecciones con 12 U/kg de toxina o de placebo en los músculos bilaterales del gastrocnemio. Los resultados fueron evaluados a las 3, 8, 12 y 24 semanas después del tratamiento.
Se observaron disminuciones significativas en la representación electromiográfica de la espasticidad a las 3 semanas después del tratamiento con la toxina botulínica tipo A. También se registró una disminución importante de los aspectos viscoelásticos a las 8 semanas, y se documentaron subsecuentes aumentos en la dorsiflexión a las 12 semanas. La mejora en el funcionamiento se dio a las 12 semanas y el esfuerzo máximo de torsión voluntario a las 24 semanas. No hubo diferencias significativas entre los grupos respecto a la satisfacción, gastos energéticos, valores de Ashworth o la frecuencia de efectos nocivos.
En conclusión, el perfil de seguridad de 12 U/kg de toxina botulínica es excelente. Aunque los efectos fisiológicos y mecánicos del tratamiento con el medicamento fueron documentados a los 6 meses, la satisfacción familiar no se diferenció en ambos grupos.
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