Neurología
Malformaciones del desarrollo cortical promueven el déficit neurológico
Pacientes epilépticos con MDC tienen mayor probabilidad de tener déficit neurológico, discapacidad intelectual y un mejor control de la crisis que aquellos con trastornos de la proliferación o migración neuronal.
Las malformaciones del desarrollo cortical (MDC) son una causa importante de epilepsia, retraso del desarrollo psicomotor o déficits neurológicos. Constituyen la segunda causa más frecuente de epilepsia focal farmacorresistente en personas adultas, después de la esclerosis del hipocampo, y en los niños representan aproximadamente el 40% de las epilepsias farmacorresistentes.
Neurólogos del Hospital Universitari Vall d’Hebron y de la Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, España, describieron la evolución clínica a largo plazo y las características diferenciales de los distintos grupos de MDC en adultos con epilepsia. Se consideraron individuos mayores de 16 años con MDC confirmada por resonancia magnética y epilepsia, y se analizaron las características de la enfermedad, la presencia de déficits neurológicos, la discapacidad intelectual, los antecedentes de patología perinatal y el electroencefalograma. Los pacientes se clasificaron en tres grupos (G) según la clasificación de Barkovich.
Se identificaron 85 pacientes con MDC de 2.630 pacientes con epilepsia, y se incluyeron 79 pacientes. Edad media: 37 años, el 57% mujeres. Edad media al inicio de las crisis: 17,8 años. El 59,5% era farmacorresistente. La distribución de los casos según la clasificación de Barkovich fue: G1 (alteraciones de la proliferación neuronal): 59,5%; G2 (alteraciones de la migración): 25,3%; y G3 (alteraciones de la organización cortical): 15,2%. El 19% presentaba un déficit neurológico focal y el 34,2% tenía un cociente intelectual < 80. Al analizar por grupos, el G3 mostraba un mayor porcentaje de déficits neurológicos focales y discapacidad intelectual que el G1 y el G2 (p < 0,05).
Finalmente, los pacientes con MDC del G3 tienen mayor probabilidad de tener déficit neurológico, discapacidad intelectual y mejor control de las crisis que los pacientes del G1 y G2, que se manifiestan, predominantemente, con epilepsia farmacorresistente.
